Armas, sanciones, narcotráfico y amenazas: Las claves de las tensiones entre Estados Unidos y Venezuela
La escalada militar corona meses de presión económica y se combina con una estrategia diplomática de la Casa Blanca para aislar a Caracas con el apoyo de aliados regionales, creando, de paso, una compleja fractura política en América Latina.
En un clímax de siete meses marcados por tensiones, acuerdos fallidos y acusaciones, la relación entre Estados Unidos y Venezuela ha entrado en una nueva fase de confrontación directa. Hace exactamente una semana, la administración del presidente Donald Trump ordenó el despliegue de buques de guerra hacia aguas cercanas a Venezuela, una acción que intensifica la presión sobre el gobierno de Nicolás Maduro.
Este movimiento militar forma parte de una estrategia más amplia para combatir a los cárteles de la droga en Latinoamérica, amparada en una directiva secreta que autoriza al Pentágono a usar la fuerza contra estos grupos y sus líderes, entre los cuales Washington incluye a Maduro.
La justificación de Estados Unidos se basa en la designación de Nicolás Maduro como uno de los cabecillas del "Cártel de los Soles". El gobierno norteamericano considera a esta organización como terrorista y la acusa de ser una red criminal transnacional que apoya a otros grupos como el Tren de Aragua y el Cártel de Sinaloa.
En respuesta a la operación, la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, advirtió que Estados Unidos está preparado para “usar todo su poder” con el fin de detener el flujo de drogas. La demostración de fuerza es considerable: la operación involucra a unos 4.000 marineros e infantes de marina, una flota con aviones espía P-8, varios buques de guerra, al menos un submarino de ataque y un escuadrón anfibio. Los primeros buques movilizados fueron el USS Gravely, el USS Jason Dunham y el USS Sampson.
Esta misma semana, Trump reforzó la presencia militar ordenando el envío de dos naves adicionales: el crucero lanzamisiles USS Erie y el submarino de ataque de propulsión nuclear USS Newport News, que se unirán a la flota la próxima semana. Se espera que las operaciones de inteligencia y vigilancia se extiendan por varios meses.
Según ha reportado CNN, Washington y Caracas, sin relaciones diplomáticas desde 2019, han protagonizado un constante ida y vuelta desde enero, que ahora incluye movimientos militares y la convocatoria a milicianos venezolanos.

Tensión Washington-Caracas: Qué hay detrás de las mutuas amenazas entre Trump y Maduro
Washington afirmó este martes 19 de agosto que está preparado para "usar todo su poder" para frenar el "flujo de drogas hacia su país". Esto, tras confirmarse el despliegue de buques destructores en aguas cercanas a las costas venezolanas. En reacción, el presidente Nicolás Maduro anunció la movilización de millones de milicianos frente a lo que calificó como “amenazas estadounidenses”.

Estos son los cárteles designados como organizaciones terroristas que están en la mira de Trump
La medida pone en el punto de mira a grupos como el Cártel de Sinaloa, el Cártel del Golfo y La Nueva Familia Michoacana.
Los vaivenes de Washington y Caracas
La escalada actual es el resultado de una serie de acciones y reacciones que comenzaron a principios de 2025.
El año inició con medidas contradictorias. El 20 de enero, Trump firmó un decreto que designaba como organizaciones terroristas a varios grupos, mencionando al Tren de Aragua. Días después, su gobierno revocó la extensión del Estatus de Protección Temporal (TPS) para más de 600.000 venezolanos.
Sin embargo, el 31 de enero, el enviado especial Richard Grenell se reunió sorpresivamente con Maduro en Caracas en una "misión muy específica" para la repatriación de "criminales y pandilleros" y la liberación de estadounidenses. Ese mismo día, Venezuela liberó a seis ciudadanos de EE.UU. y comenzó a recibir vuelos de deportados.
La presión económica y legal aumentó. El 6 de febrero, EE.UU. incautó un segundo avión sancionado perteneciente a la presidencia de Venezuela. El 4 de marzo, la Casa Blanca puso fin a la licencia que permitía a la petrolera Chevron operar en el país, a lo que Maduro respondió que era un intento de "hacerle daño a la economía venezolana".
A mediados de marzo, Trump invocó la Ley de Enemigos Extranjeros de 1789 para acelerar deportaciones de presuntos miembros del Tren de Aragua.
El 17 de marzo, EE.UU. deportó a cientos de venezolanos sin condena firme a la megaprisión CECOT en El Salvador, acto que Maduro calificó como "secuestro". Finalmente, el 24 de marzo, Trump anunció aranceles del 25% a cualquier país que compre petróleo a Venezuela, como castigo por la supuesta falta de cooperación en recibir deportados.
La inteligencia estadounidense señaló que Venezuela no dirigía el Tren de Aragua, lo que debilitó el argumento inicial de Trump para invocar la ley de 1789.
Se produjo un breve deshielo con un intercambio de prisioneros a gran escala: unos 250 venezolanos encarcelados en El Salvador fueron enviados a su país a cambio de 10 ciudadanos estadounidenses detenidos en Venezuela. El 25 de julio, Maduro confirmó que Chevron había recibido una nueva licencia para operar, aunque evitó vincularlo al canje. Ese mismo día, el Tesoro de EE.UU. designó formalmente al Cartel de los Soles como organización terrorista.
La tensión volvió a su punto máximo. El 7 de agosto, el gobierno de Trump duplicó a 50 millones de dólares la recompensa por información que conduzca al arresto de Maduro, a quien acusó de ser "uno de los narcotraficantes más grandes del mundo". El canciller venezolano, Yván Gil, calificó la oferta de "patética y ridícula", mientras que la líder opositora María Corina Machado saludó la iniciativa, preparando el terreno para la actual demostración de fuerza naval en el Caribe.
Estrategia de asfixia diplomática
La Casa Blanca ha lanzado una ofensiva diplomática y militar, diseñada por el senador Marco Rubio, para desmantelar el narcotráfico regional.
Como parte de esta hoja de ruta, Estados Unidos ha sumado socios estratégicos en el continente para aislar las operaciones del cartel, que trafica cocaína, fentanilo, oro y otros recursos. Ecuador, bajo el mandato de Daniel Noboa, fue el primer país en designar al Cartel de los Soles como grupo terrorista.
A esta decisión le siguieron rápidamente Paraguay, a través de un decreto del presidente Santiago Peña, y Argentina, que bajo la administración de Javier Milei incluyó al grupo en su registro de entidades vinculadas al terrorismo.
El plan busca construir una coalición internacional robusta. En un balance reciente, Marco Rubio destacó que, además de los países mencionados, Guyana y Trinidad y Tobago también cooperan con Washington.. Según Rubio, el objetivo no es solo frenar el ingreso de drogas a Estados Unidos, sino "llevar esta batalla al escenario internacional para enfrentar a quienes están detrás de este veneno asesino", en una clara alusión a los vínculos del cartel con potencias como Rusia, China e Irán.
Esta estrategia ha provocado una clara fractura geopolítica en América Latina. Por un lado, un bloque de países que incluye a Brasil, Bolivia, Cuba, Colombia, Honduras y Nicaragua mantiene su apoyo a Maduro, a pesar de las acusaciones de narcotráfico y violaciones a los derechos humanos. En contraste, se espera que Costa Rica, Guatemala, El Salvador y Panamá se sumen pronto a la iniciativa estadounidense, mientras que Canadá, Chile, México y Uruguay mantienen una posición neutral.