Cuando lo imposible se hace posible: La celebración de Jeannette Jara

Entre abrazos contenidos, canciones de Cecilia y referencias al legado de Salvador Allende, Jeannette Jara vivió una noche de triunfo y reivindicación.

30-06-2025

27 años han pasado desde que el Partido Comunista proclamó como su candidata presidencial a Gladys Marín. La icónica dirigenta hizo historia al ser la primera comunista en postular a La Moneda. La aventura no resultó bien y, la primera persona en interponer una querella contra Augusto Pinochet, obtuvo solo el 3,19% de los votos.


A las 19:30 horas, en el comando de Jeannette Jara, la alegría era evidente, aunque contenida. Los militantes se abrazaban en la puerta del ICAL, entremezclándose generaciones que celebraban –a esa altura de la tarde– el claro triunfo de la exministra del Trabajo. En la calle Cumming que se hacía estrecha, se distinguían de los periodistas que aguardaban la llegada de los otros contrincantes para oficializar su respaldo a Jara.


Bárbara Figueroa, jefa de campaña en estas primarias, apostada en la entrada del lugar, se ocupaba de coordinar el ingreso de los dirigentes políticos. Los primeros en llegar fueron representantes del Frente Amplio, encabezados por Beatriz Sánchez, quien recalcó que su colectividad se pondría al servicio de la abanderada comunista. Dentro del partido del presidente, la derrota estaba asumida y no había espacio para lamentos.


Durante la campaña, Jeannette Jara no ocultó su admiración por Cecilia, la incomparable voz de la Nueva Ola chilena. En la noche, cuando el ambiente era de pura expectación, las canciones de la artista comenzaron a llenar el espacio, como un guiño íntimo a la historia personal de la candidata. Sonaron dos veces, justo antes de que Jara saliera al escenario. Cerca de las 20:00 horas, la emoción se desató con los primeros acordes: “Bom, bom, bom, bom. Y al brillar mil estrellas”.



La noche avanzaba y periodistas, junto con miembros del comando, se hacían la misma pregunta: ¿cuándo llegará Carolina Tohá? Dentro del edificio, algunos integrantes del Socialismo Democrático —como Ricardo Lagos Weber y Helia Molina— destacaban como representantes de la ex Concertación.


Su ausencia fue eclipsada por la aparición de uno de los grandes protagonistas de esta elección: el alcalde de Puente Alto, Matías Toledo. Llegó raudo y comentó que “no descartaría ser vocero” de la candidata en la campaña de primera vuelta. El trabajo del edil de la comuna más populosa de Santiago fue clave para el triunfo de Jara, quien obtuvo el 68,98% de los votos en ese territorio.


A las 20:16 horas, el ambiente se volvió aún más íntimo y cargado de emoción. Desde los parlantes volvió a sonar Cecilia, esta vez con una frase que parecía escrita para la ocasión: “Y en la arena dibujamos. Corazones que se quedaron. Juramentados toda la vida”. La letra calzaba justo con el momento, como si sellara un compromiso colectivo que iba más allá de una candidatura.

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Finalmente, Carolina Tohá llegó cerca de las 20:30 horas. Bárbara Figueroa, visiblemente tensa, intentaba que su ingreso fuera rápido y ordenado, pero el esfuerzo resultó inútil: la prensa se agolpó de inmediato para recoger la reacción de quien hasta hace poco era la favorita del oficialismo.


Vestida de verde y acompañada por su equipo, la exministra del Interior entregó su respaldo a Jeannette Jara en una reunión breve, que no superó los diez minutos.


El desenlace de la jornada estaba lejos de lo que Tohá había imaginado semanas atrás. El 4 de marzo, cuando renunció al gobierno de Gabriel Boric, lideraba con holgura las preferencias dentro del bloque oficialista. Según la encuesta Cadem de ese mes, marcaba un 29% de respaldo de cara a unas posibles primarias dentro del oficialismo, mientras que Jara apenas alcanzaba un 6%.


A las 20:46 horas, Jeannette Jara, ya como candidata presidencial del oficialismo, sube al escenario entre vítores y aplausos. Cerca de 500 personas corean su nombre, mientras ella avanza rodeada por gran parte de sus ex contrincantes, solo falta Jaime Mulet, impedido de llegar a la capital por un retraso en su vuelo.



Jara sube con una sonrisa serena, reflejo de la alegría contenida de quien sabe que lo más difícil aún está por venir. Es consciente de que su sector no encabeza las encuestas ni tiene el camino despejado hacia noviembre, pero también sabe que su triunfo marca un punto de inflexión.


A su izquierda está Carolina Tohá; a su derecha, Gonzalo Winter. Respira hondo y, antes de comenzar su discurso, lanza una frase que sintetiza la emoción del momento: “Vengo a ofrecer mi corazón”.


Mientras Jeannette pronunciaba sus palabras, Lautaro Carmona, presidente del Partido Comunista, se retiró casi silenciosamente. Sin emitir grandes declaraciones, explicó que debía acudir a un panel televisivo para analizar los resultados, pero su partida dejó un aire de tensión en el ambiente.


Entre los presentes se percibió cierto desasosiego, como un leve distanciamiento frente al tono que Carmona había adoptado en las semanas previas: sus palabras sobre la posible inclusión de Daniel Jadue en el comando y la apertura de un nuevo proceso constituyente resonaban aún en la memoria, generando inquietud y debates no resueltos dentro de la militancia.


Lejos de toda polémica, Jara cerró su discurso con emoción, destacando la valentía y el compromiso de la centroizquierda al construir una primaria unitaria. Con la voz cargada de emoción, recordó al presidente Salvador Allende. “Les digo que se vayan a sus casas con la alegría sana de la limpia victoria alcanzada”, proclamó. 


Al descender del escenario, Jeannette se acomodó en el auto que la esperaba, intercambiando palabras breves con la prensa, mientras la noche se cerraba sobre un día de triunfo inolvidable.


En su mundo, solo existía la certeza de haber marcado un hito: convertirse en la primera comunista candidata presidencial respaldada por una coalición de partidos en Chile. Con ese logro, regaló al Partido Comunista una de sus más grandes alegrías en sus 103 años de historia.

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