Ultraconservadora y antiaborto: así es la organización financiada por oligarcas rusos y húngaros que Kast lideró
Aunque el candidato republicano ha intentado mantener sus definiciones valóricas en un segundo plano, hasta el año pasado figuraba como presidente de la Political Network for Values, una red internacional que aglutina a figuras ultraderechistas y recibe cientos de millones de dólares de parte del gobierno de Viktor Orbán.
A 9 días de la elección presidencial, José Antonio Kast se proyecta como el favorito de cara al balotaje. Su estrategia durante la campaña ha sido evidente: evitar los puntos de mayor conflicto y mantener fuera del foco la agenda valórica, consciente de que en la campaña anterior ese flanco le pasó la cuenta.
Sin embargo, sus convicciones siguen intactas y encuentran un marco explícito en los principios que promueve la Political Network for Values (PNFV), organización internacional de la que forma parte y que sostiene pilares como “la vida, la familia, la libertad y la dignidad humana”, según su propia declaración de valores.
De llegar a La Moneda, su alineamiento con estas corrientes conservadoras —presentes también en figuras como Giorgia Meloni en Italia o Donald Trump en Estados Unidos— permite anticipar hacia dónde podría orientar su agenda más allá de lo que ha mostrado durante la campaña.
Kast, referente mundial
José Antonio Kast ingresó en 2015 a la PNFV, un año antes de renunciar a la UDI y dos antes de anunciar su primera candidatura presidencial. Su incorporación coincidió con la apertura de la organización hacia América Latina, al integrar líderes dispuestos a articular campañas internacionales contra el aborto, la educación sexual y la agenda LGTBQ+. Desde entonces, su figura comenzó a circular en espacios organizados en Washington, Nueva York y Bruselas.
Su ascenso dentro de la red permitió que el debate chileno se instalara en plataformas conservadoras globales. En 2019, fue invitado al Consejo Asesor de la PNFV tras participar en la Cumbre Transatlántica por la Vida y la Familia en las Naciones Unidas, encuentro patrocinado por Guatemala. Allí se destacó el avance del movimiento republicano en Chile como ejemplo de reorganización conservadora en Sudamérica.
A partir de 2020, distintos espacios académicos y políticos comenzaron a citar el “caso chileno” como un fenómeno relevante, especialmente por la irrupción del Partido Republicano en el ciclo constituyente. En seminarios organizados por la New Direction Foundation en Zagreb y por centros europeos dedicados a estudios políticos comparados, se discutió el modo en que Chile había experimentado un reordenamiento del espectro conservador tras el estallido social de 2019 y la posterior elección de convencionales.
El vínculo con Hungría se consolidó durante estos años, especialmente a través del Center for Fundamental Rights, think tank cercano al gobierno de Viktor Orbán y coproductor de CPAC Budapest. En Chile, la relación se reflejó institucionalmente mediante el Comité Interparlamentario Chileno Húngaro, presidido por el diputado republicano Luis Fernando Sánchez, lo que evidenció la articulación entre Budapest y la derecha dura chilena en temas como familia, natalidad y migración.
El hogar de la derecha
La organización Political Network for Values se ha situado como el referente mundial que aglutina a políticos ultraconservadores de diversas partes del mundo, pero también en el combate a la “ideología de género”, “la agenda LGBT+” y al acceso legal al aborto.
Desde sus inicios en 2014, cuando fue presentada en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, la PNFV ha ido ganando influencia paulatinamente dentro de las derechas del orbe. El año pasado, por ejemplo, se congregaron en la Conferencia Política de Acción Conservadora organizada en Washington y contaron con la presencia de líderes como Donald Trump, Nayib Bukele, Santiago Abascal o Javier Milei.
Su expansión en diversos países ha levantado alarmas entre las organizaciones que trabajan por los derechos humanos y, en específico, los derechos sexuales y reproductivos. Un informe de la organización proaborto IPAS —titulado “The Political Network for Values: extrema derecha global en las Naciones Unidas”— advirtió sobre las redes económicas de la PNFV e indicó que muchos de sus líderes, patrocinadores y miembros mantienen vínculos con grupos violentos y extremistas.
Esta red ha sido la casa común que reúne a grupos de activismo anti LGBTQ+ (como Family Watch International, Center for Family and Human Rights, Alliance Defending Freedom o la International Organization for the Family) y recibe financiamiento de centros de pensamientos cercanos a los gobiernos de Hungría y de Estados Unidos, organizaciones antiislámicas, opositoras a migrantes y refugiados, antitrans y muy pro Trump.
Por ejemplo, según el podcast La familia correcta, la asociación Alliance Defending Freedom (AFD), un gran lobby estadounidense de abogados cristianos, tuvo un rol estelar en la anulación de la histórica sentencia Roe vs Wade que protegía el derecho constitucional al aborto en Estados Unidos. Desde el diseño de la estrategia que obligó a la Corte Suprema norteamericana a pronunciarse sobre el tema hasta su activa participación en el litigio, el resultado del fallo del máximo tribunal no puede explicarse sin la intervención de la AFD.
El propio Kast celebró el fallo, en una columna publicada precisamente en la web de la PNFV: “Los miembros de la Political Network for Values y todos quienes compartimos la importancia y prioridad de la defensa de la vida recibimos esta noticia con esperanza y admiración (...) Este logro de los grupos provida en EE.UU. demuestra que la aprobación de leyes abortistas no es un sino inexorable para las sociedades modernas”, planteó.
“Debemos mirar ese ejemplo y constatar que siempre es posible revertir una ley, política pública o fallo que hiera la dignidad humana y los derechos fundamentales. Tenemos el enorme desafío de seguir trabajando para promover el respeto al derecho a la vida y la eliminación de todas las amenazas que, bajo distintas formas, buscan vulnerarlo”, concluyó.
El republicano, que fue presidente de la red entre 2022 y 2024, planteó en uno de sus discursos ante el grupo: “Debemos salir a conquistar el mundo exterior y llevar esta buena nueva, de que una vida en familia, de que una vida que defiende los principios básicos es posible. El sentido común coincide con lo que nosotros planteamos. Lo más importante es que Dios está con nosotros y si Dios está con nosotros, quién puede estar en contra”.
Entre oligarcas húngaros y rusos
La investigación Next Wave: How Religious Extremism is Reclaiming Power, realizada por el Foro Parlamentario Europeo para los Derechos Sexuales y Reproductivos (EPF), reveló que entre 2019 y 2023 el avance de las redes ultraconservadoras, incluida la Political Network for Values, se sostuvo en estructuras de financiamiento provenientes de países como Rusia y Hungría. En paralelo al despliegue político de figuras como José Antonio Kast dentro de la PNfV, se documentó que oligarcas rusos destinaron recursos a iniciativas antigénero y plataformas religiosas con impacto en Europa y en espacios multilaterales, especialmente en temas de vida y familia, mediante fundaciones y canales de comunicación afines.
El caso ruso mostró un esquema consolidado de apoyo económico a campañas contra el aborto, medios ultraconservadores y organizaciones de corte religioso vinculadas a la defensa de la “familia tradicional”. Entre los mecanismos más citados se encuentran la Fundación San Basilio el Grande, Tsargrad Media Group y programas del Consejo Mundial del Pueblo Ruso, que operaron como nodos para difundir agendas contrarias a los derechos reproductivos y a la diversidad sexual en distintos países europeos, aprovechando vacíos regulatorios y marcos legales permisivos.
Hungría, por su parte, se convirtió en uno de los principales patrocinadores estatales de iniciativas antigénero en Europa Central. Bajo el gobierno de Viktor Orbán, cinco grandes fundaciones controladas por aliados de FIDESZ, entre ellas la Batthyány Lajos Foundation, Mathias Corvinus Collegium y el Bethlen Gábor Fund, canalizaron más de 134 millones de dólares hacia think tanks, medios conservadores y eventos transnacionales, configurando un andamiaje estable para difundir su modelo iliberal. Estas estructuras también apoyaron proyectos educativos y de investigación afines.
En este contexto, la conferencia CPAC Budapest, organizada por el Centro de Derechos Fundamentales, se consolidó como una vitrina del conservadurismo global y de las alianzas tejidas desde Hungría. En abril de 2024, José Antonio Kast fue uno de los expositores centrales junto a Geert Wilders, líder del Partido por la Libertad de Países Bajos, Santiago Abascal, presidente de Vox en España, y Markwayne Mullin, senador republicano por Oklahoma, además del mismo Viktor Orbán.
Un año más tarde, en 2025, Kast volvió a realizar una gira por Europa que incluyó nuevas visitas a España y Hungría, profundizando sus vínculos con el circuito conservador del continente. En una de sus alocuciones durante ese viaje, el líder republicano aseguró que “el verdadero problema no son solo quienes entran, sino cuántos de nosotros vamos quedando. Chile tiene una de las tasas de fecundidad más bajas del mundo. Si no nacen más chilenos, no habrá más Chile y eso también tiene que cambiar”.