Sin guerra declarada, pero con bloqueo total: la estrategia de Trump frente a Venezuela

El despliegue naval estadounidense frente a las costas de Venezuela reactivó temores de conflicto, mientras el gobierno del magnate insiste en que se trata de una medida contra petroleros sancionados.

18-12-2025

En los últimos días se generó una fuerte expectación internacional tras los rumores de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, podría anunciar una declaración de guerra contra Venezuela durante un discurso a la nación.

Estas versiones, difundidas principalmente por el periodista conservador Tucker Carlson, apuntaban a que el magnate utilizaría su alocución para justificar una escalada militar directa contra el gobierno de Nicolás Maduro, en medio de un despliegue naval de fuerzas estadounidenses frente a las costas venezolanas.


Sin embargo, en su discurso de este miércoles en la noche, Trump restó importancia a esos rumores y evitó anunciar una guerra, enfocándose en otros temas internos de su administración. En cambio, defendió que el despliegue naval en torno a Venezuela no constituye un inicio de hostilidades, sino “solo un bloqueo” dirigido a petroleros sancionados que entran y salen del país, argumentando que el gobierno de Maduro había actuado de forma ilegal contra los intereses energéticos estadounidenses.


La lucha por el petróleo


Lo que comenzó 3 meses atrás como una ambiciosa operación contra el narcotráfico ha mutado en un ataque directo contra las finanzas del régimen de Maduro. Tras el anuncio de Trump, el lunes, de un “bloqueo total” contra todos los cargueros sancionados que pretendan entrar o salir de Venezuela, el magnate republicano comenzó una fuerte ofensiva por el oro negro caribeño: “Que Venezuela devuelva el petróleo que nos han robado”.


Más allá de las acusaciones al país sudamericano de ser un narcoestado y a Maduro de ser el líder del Cartel de los Soles, Venezuela es el país con las mayores reservas de petróleo del mundo, y el presidente de Estados Unidos considera que les pertenecen: “Nos quitaron todo nuestro petróleo y lo queremos de vuelta”, insistió este martes.


No es un secreto que la Casa Blanca busca deponer al gobernante venezolano. Pero, al margen de ese interés, el crudo emerge como el gran objeto de deseo de las multinacionales estadounidenses.


En conversación con Turno PM, el analista internacional y secretario de estudios de la Escuela de Historia de la Universidad Diego Portales, Pablo Álvarez, sostuvo que “los objetivos que se buscan son quedarse con los recursos petroleros de Venezuela. Y si tú invades, el nivel de descontrol y violencia hace que no sea redituable el negocio del petróleo. Entonces, la apuesta es que colapse el régimen”.


La estrategia norteamericana se ha intensificado en las últimas semanas y ha incluido sanciones a 6 navieras y 6 embarcaciones venezolanas, a empresarios ligados al chavismo y también a 3 sobrinos del presidente. Por lo demás, la intercepción intensiva de cargueros de crudo venezolano podría afectar seriamente los flujos de caja de Caracas y de algunos de sus aliados más dependientes, como Cuba.


Según señaló el analista internacional Gilberto Aranda a Turno PM, “lo que quiere Estados Unidos es presionar al gobierno de Maduro para que dé un paso al costado. Y para eso este bloqueo va a significar una merma gigantesca en la economía venezolana. De hecho, la población civil lo va a resentir, porque el ingreso de Venezuela es el petróleo”.


De acuerdo con Aranda, “esto es tan fuerte que, en algunos casos, la literatura lo considera un casus belli, es decir, una causa de enfrentamiento, un manifiesto signo de hostilidad. Pero no involucra disparos inmediatos o derramamiento de sangre. Por lo tanto, yo me imagino que Estados Unidos quiere evitar una intervención directa. Está usando todas las opciones para evitar una intervención directa y así obligar a Maduro a irse por su propia voluntad”.


Aunque Estados Unidos es actualmente el mayor productor de petróleo del mundo (13.6 millones de barriles diarios), según analistas, a este ritmo de producción apenas tiene reservas para los próximos 10 años. En ese sentido, los generosos yacimientos caribeños de la Faja del Orinoco, que albergan más del 15% de las reservas mundiales, aparecen como el objeto del deseo de la administración de Trump.


El mes pasado la vicepresidenta y ministra de Hidrocarburos de Venezuela, Delcy Rodríguez, señaló: “Quieren las reservas de petróleo y gas de Venezuela. A cambio de nada, sin pagar”.


En un sentido similar, la legisladora republicana por Florida, María Elvira Salazar afirmó a Fox Business que el país gobernado por Maduro “será un festín para las petroleras estadounidenses”. “Hay una enorme oportunidad de negocio para las energéticas norteamericanas. Hablamos de más de un billón de dólares de potencial económico y las compañías norteamericanas deben tener su pedazo del pastel de esto”, afirmó.


El interés de Estados Unidos por el oro negro venezolano no es nuevo. Ya en los noventa Venezuela firmó acuerdos con empresas norteamericanas para incrementar la exploración y producción de crudo. Eso, hasta que el presidente Hugo Chávez puso fin a esos colaboraciones y luego expropió los activos venezolanos de las principales empresas del sector, como ConocoPhillips o ExxonMobil. De ahí las referencias de Trump al “robo” del que habrían sido objeto.


La premio Nobel de la Paz y líder de la oposición a Maduro, María Corina Machado, ha afirmado que, si se destituye al oficialismo, el nuevo gobierno concedería nuevas licencias de explotación a empresas extranjeras. “A las empresas estadounidenses en Venezuela les espera una riqueza aún mayor de 1,7 billones de dólares durante los próximos 15 años”, aseguró.


Trump y el bloqueo


Hace algunos días, Estados Unidos incautó el petróleo transportado por un carguero procedente de Venezuela, el cual fue identificado como parte de la denominada flota fantasma. Este tipo de embarcaciones es utilizado para movilizar crudo desde países sancionados por la comunidad internacional, entre ellos Rusia, Irán y Venezuela. La operación se produjo en el marco del endurecimiento de las acciones estadounidenses contra el comercio petrolero venezolano y generó alertas inmediatas por sus eventuales consecuencias económicas y diplomáticas.


Tras la incautación del carguero, Donald Trump dio a conocer públicamente la decisión de avanzar hacia un bloqueo total de los buques petroleros vinculados a Venezuela. “Por el robo de nuestros activos y por muchas otras razones, incluyendo el terrorismo, el narcotráfico y la trata de personas, el régimen venezolano ha sido designado como organización terrorista extranjera. Por lo tanto, hoy ordeno un bloqueo total y completo de todos los buques petroleros sancionados que entren o salgan de Venezuela”, afirmó el mandatario en un mensaje difundido a nivel internacional.


La medida anunciada establece restricciones directas al tránsito marítimo asociado a la exportación de crudo venezolano, afectando tanto a los buques que salen como a los que ingresan al país. Venezuela, que posee las mayores reservas de petróleo del mundo, enfrenta así un escenario de mayor aislamiento comercial en su principal fuente de ingresos. El bloqueo se suma a sanciones previas y amplía el alcance de la estrategia estadounidense sobre el sector energético venezolano.


“Eso es un acto de guerra. Es contrario al derecho internacional. (...) Sienta un precedente muy incómodo, porque es como una vuelta a la peor época de la política de los imperios, alejada del multilateralismo y propensa a actos unilaterales de fuerza”, acusó Pablo Álvarez.


Según explicó el académico, detrás del bloqueo hay una disputa por la hegemonía de la región: “El documento que sacó hace poco Estados Unidos, su doctrina internacional, pone en el centro a América Latina y la disputa con China. Es como volver a este principio medio de la doctrina Monroe, de que América es el patio trasero de Estados Unidos”, reflexionó.


Asimismo, recordó que el país norteamericano, mucho antes de que surgieran liderazgos como los de Donald Trump, ya había caído en políticas militares de este tipo, como la invasión a Irak en 2003. No obstante, señaló que “esto ya es un nivel superlativo, porque son actos de guerra sin provocación alguna. Entonces es bastante grave”.


Por su parte, el ex oficial del Ejército y doctor en Estudios Internacionales, Hugo Harvey, detalló en Turno AM que “el bloqueo es una operación psicológica” contra Maduro. Ahondando en su análisis, puntualizó: “Primero se aumentó el precio de su cabeza. Después aumentaron las sanciones económicas. Después fueron, de a poco, incrementando los medios militares frente a las costas de Venezuela. Después se cerró el espacio marítimo y el espacio aéreo. Son una serie de fases que se van siguiendo”.


Un futuro incierto


Mientras Trump intensifica su estrategia de presión al gobierno de Maduro y crecen los rumores de un posible enfrentamiento bélico por tierra, el futuro del conflicto en el país sudamericano sigue siendo incierto.


Para Gilberto Aranda, parece claro que Estados Unidos está persiguiendo evitar el enfrentamiento directo. “Probablemente —dice— porque no hay mucha claridad en el día después. Y hay razones para pensar que puede crearse un cuadro de desgobierno e inestabilidad que Estados Unidos probablemente no va a controlar, como ha ocurrido en otras ocasiones”.


Desde su experiencia como ex miembro del Ejército, Hugo Harvey comentó que “los militares nunca se van a mandar solos, siempre van a obedecer las intuiciones del poder civil y traducir en maniobras militares la estrategia que busca el presidente de la República de Estados Unidos, en este caso”.


“Dentro de esas operaciones militares se hacen una serie de fases para poder planificar en base al estado final deseado, es decir, hacia dónde se quiere llegar. Y por eso, en este caso, yo creo que es tan difícil. Vemos que hay una acción, pero no están las condiciones dadas tampoco para empezar la operación”, aseguró.


Aranda advierte que la escalada en las presiones norteamericanas puede significar que el país caribeño “tome algunas medidas desesperadas” debido a la asfixia económica que podría sentir, “y entonces la situación se complique”.


“Se dice que van a empezar a escoltar a los petroleros, a los buques, pero eso significa que puede haber un enfrentamiento armado con Estados Unidos, que va a repeler esa escolta porque puso un bloqueo”, especula.


Por su parte, Pablo Álvarez pone el acento en las eventuales consecuencias que tendría un ataque fructífero estadounidense: “Si les resulta, es un súper buen aliciente para replicar esto en otras partes. Es decir, no me gusta un régimen, voy, hago algo similar y hago colapsar el gobierno”.


“Tampoco es tan raro”, recuerda. “Si tú lo piensas, en la época de la Guerra Fría se hizo mucho, pero a través de otros medios. En Chile, por ejemplo, se entregó plata para que la oposición hiciera colapsar el gobierno de la Unidad Popular. Entonces, esto es lo mismo, pero con esteroides”.

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