"La utilitaria relación entre la televisión y el talento artístico": La columna de Rodrigo Vergara

"La televisión, en especial en estos tiempos cortoplacistas, busca resultados inmediatos, y eso explica que privilegie más el carisma y las performances efectistas de corto plazo que la sensibilidad y proyección artística", escribe el columnista para Turno PM.

23-10-2025

Las eliminaciones de la esgrimista Ini Cifuentes y Luis Jara Jr. en el inicio de “Fiebre de Baile” suscitaron críticas de una parte del público que consideró que sus desempeños en la pista de baile fueron mejores que los de otros concursantes que siguen en competencia. Las posteriores reflexiones de Jara Jr. y su padre en diversos medios se pueden resumir en que la televisión tiene sus propias reglas y códigos: no es una academia de baile ni una competencia deportiva, sino un espectáculo donde el objetivo principal es entretener a la gente. En “Fiebre de Baile” no gana el que baila mejor, sino el que hace más ruido mediático y ofrece performances más atractivas. Así, una maestra del “consumo irónico” como Raquel Castillo, de cuestionable talento, pero desplante a toda prueba, puede perfectamente superar a un bailarín técnicamente impecable, pero poco llamativo mediáticamente.


“Fiebre de Baile” es un concurso de baile claramente recreativo. Ahora bien, ¿qué pasa en otros programas cuya declarada pretensión es “buscar nuevos talentos”? Curiosamente, los participantes que han llegado más lejos en sus carreras no suelen ser los ganadores de los programas. Cami Gallardo no ganó “The Voice Chile”; Mon Laferte (entonces Monserrat Bustamante), María José Quintanilla, Raúl Peralta (uno de los Power Peralta) y Paloma Mami jamás ganaron una temporada de “Rojo”. Y no solo en Chile. Carlos Rivera, Rosalía y Karol G pasaron por lo mismo.


En algunos casos hubo malas experiencias de por medio. Los dos mayores aportes de “Rojo” a la industria musical se fueron muy mal del programa. Mon Laferte, aparte del acoso de Jaime Román, quedó hastiada de que no la dejaran mostrar su música. Paloma Mami duró dos semanas y quedó apestada con un ambiente falso en el que la única que vislumbró su potencial fue Maitén Montenegro.


La mayor parte de los ganadores de las diversas temporadas de “Rojo”, como María Jimena Pereyra, Mario Guerrero, Carolina Soto, Juan Ángel Mallorca, Rodrigo Díaz y Christian Ocaranza, tienen buenas carreras, pero a nivel local y de bajo perfil. Un caso particular es el de Emilia Dides, con figuración importante como fenómeno mediático debido a su rol como Miss Chile y que, teniendo una voz privilegiada, no ha logrado trascender como cantante.



El desarrollo del talento artístico es una cazuela que se cocina a fuego lento, invirtiendo mucho tiempo de estudio en academias (Neil Sedaka, Elton John, Charly García, Rosalía) o en el rigor del oficio, con práctica intensiva en diversos escenarios (The Beatles, Mon Laferte). La televisión, en especial en estos tiempos cortoplacistas, busca resultados inmediatos, y eso explica que privilegie más el carisma y las performances efectistas de corto plazo que la sensibilidad y proyección artística. Eso lleva muchas veces a cometer errores garrafales, como no permitirle a Mon Laferte grabar sus propias canciones.


La TV es una plataforma que busca mostrar lo popular, lo masivo, lo que sabe o intuye que va a atraer audiencia. La TV no formó a Elvis Presley o a The Beatles, sino que ellos llegaron a la TV cuando ya eran fenómenos potentes. A veces la calidad artística no vende. El MTV Unplugged de Los Bunkers, una maravilla artística y éxito en los cines, tuvo un rating miserable cuando se emitió por Chilevisión. De repente le pega el palo al gato, como pasó con Paul Potts y Susan Boyle, dos cantantes líricos descubiertos en concursos de talentos, y que a partir de eso pudieron construir sus carreras.

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