"La Lista de Schindler o el fracaso del Siglo XX": La columna de Francisco Espinoza
"Pareciera que el siglo XX más que una lección moral de nunca más fue un manual de instrucciones para la crueldad", sentencia el periodista en su columna de este viernes 27 de junio para Turno PM.
En la última escena de La Lista de Schindler, los judíos reales rescatados de los campos de exterminio nazis van a la tumba del empresario alemán, en el monte Sion, en Jerusalén. Los acompañan familiares y en señal de respeto dejan piedras sobre el sepulcro.
Letras blancas nos informan que hay más de seis mil descendientes de los “judíos de Schindler”. Al final de la secuencia, la mano de un hombre en traje deposita una flor roja sobre la lápida. A la distancia adivinamos que es Liam Neeson, el actor que interpretó a Óscar Schindler en la película de Spielberg.
La escena, filmada en colores bajo el sol, narra vida y agradecimiento después de más de tres horas del Holocausto en blanco y negro. Pero a la vista del primer cuarto de esta centuria, la esperanza que irradia el final no se condice con la Historia.
Pareciera que el siglo XX más que una lección moral de nunca más fue un manual de instrucciones para la crueldad. Terry Gilliam tenía razón: el principal error de La Lista de Schindler es haber contado el Holocausto desde un éxito cuando su sola ocurrencia significó una derrota irreparable para la humanidad.
La matanza industrializada y eficiente es el legado del siglo XX. Ahí está el genocidio palestino, en vivo y en directo en redes sociales, pero sin música de John Williams.