El desafío que se viene: alfabetización mediática y leer a la ciudadanía
"Hay que entender a este “pueblo”, hablarle en sus propios términos, entender sus dolores y necesidades, y desde ahí afinar ideas y propuestas que respondan efectivamente a esa realidad", plantea el columnista Rodrigo Vergara Rojas.
Este proceso electoral, que culminó con José Antonio Kast como presidente electo, deja lecciones importantes al mundo progresista y de izquierda. De partida, quedó revelada la necesidad de entender los principios y mecanismos de la manipulación política y de la propaganda, que han sido usados de manera sistemática y efectiva por la derecha desde tiempos inmemoriales. Lo de Kast en el debate ANATEL y lo de Guillermo Ramírez en la entrevista de Turno PM son muestras de que esta gente conoce al dedillo y aplica los principios de propaganda de Goebbels. No resulta raro, considerando que estos principios fueron enseñados en instancias como la Fundación Jaime Guzmán.
Aquí hay tres nombres esenciales: además del citado Joseph Goebbels y sus 11 principios de propaganda, tenemos los 10 principios de manipulación mediática de Noam Chomsky y el aporte de Steve Bannon y su estrategia de “inundar la zona con mierda”, es decir, copar la agenda en los medios con acciones performáticas y noticias falsas, que es un upgrade de Goebbels con bots, fake news y uso de IA. No se trata de hacer tesis sobre estos temas, pues ya existen. Se trata de aprenderlas, explicarlas didácticamente y diseñar estrategias para contrarrestar sus efectos.
Cabe recordar que Hitler y el partido nazi florecieron en una Alemania derrotada en la Primera Guerra Mundial, humillada en el Tratado de Versalles y golpeada por una severa crisis económica. Tenemos un electorado que, por diversos motivos (seguridad, inmigración, adicción a los móviles y a las redes sociales, etc), se volvió emocional, voluble a los eslóganes, sensible a la propaganda y reacio a los "caldos de cabeza" conceptuales que parecen gustar tanto en el progresismo.
El otro gran tema es que hay que aprender a leer al electorado actual. Una parte de la izquierda le habla a un “pueblo” que ya no existe. Ya no es el pueblo de los 60 y los 70. Hay otra parte de la izquierda, relacionada con el Frente Amplio, que se quedó pegada en Ñuñoa y en la política universitaria, y que no ha sido capaz de salir de su zona de confort y empaparse de la realidad. El “pueblo” del 2025 es aspiracional, tiende al individualismo, está estresado, trabaja en call centers o en el retail, estudia en la universidad con crédito, emprende en food trucks, asiste a eventos de Herbalife, es adicto a las pantallas y se informa a través del streaming y las redes sociales. Parisi, Jiles y el Partido de la Gente leyeron muy bien esta realidad y ajustaron su mensaje “a la medida”, con grandes resultados.
Esta derrota obliga a cambiar de estrategia. Creo que ya es hora de guardar en el baúl de los recuerdos las quenas, los charangos, los ponchos y las imágenes del Che, Fidel y Allende. Y los que no quieran, que se vayan a reforzar el 0,7% de los votos del profe Artés. Y los más nuevos, tienen que salir de Ñuñoa, aprender de la experiencia de 4 años en el poder y poner los pies en la Tierra.
Se necesita mucha didáctica. Hay que seguir el modelo de Rosalía, que partió haciendo flamenco en “Los Angeles” y “El Mal Querer”, pasó por el reggaetón en “Motomami” para luego incursionar en el canto lírico en “Lux”. Hay que entender a este “pueblo”, hablarle en sus propios términos, entender sus dolores y necesidades, y desde ahí afinar ideas y propuestas que respondan efectivamente a esa realidad y, recién después de todo eso, llevar al “pueblo” a los temas más “macro”.
Por Rodrigo Vergara Rojas.