El debate ARCHI o “termínelo, profe”

Columna de Alexis Cortés: "El candidato de la derecha, al dejar dudas en cuestiones tales como la ´invitación´ de migrantes para salir del país o sobre qué pérdidas implicaría el recorte de 6 mil millones de dólares, está poniendo en duda una elección que parecía sentenciada, por eso quiere que el partido se acabe".

04-12-2025

Los debates presidenciales normalmente no mueven la aguja, en general sirven para darle argumentos a los apoyadores ya definidos, y quienes más lo ven son aquellos electores más politizados. ¿Puede el reciente debate de ARCHI modificar el curso de esta contienda electoral? Depende —diría José Antonio Kast— alguien tiene que hacerlo muy mal o muy bien para cambiar una tendencia electoral. Con todo, parece evidente que este debate marcará un antes y después en la segunda vuelta.


En primer lugar, Jeannette Jara puede hacer un balance positivo, salió con todo a la cancha, mostró un relato más consistente y dejó en evidencia las debilidades del adversario, a quien se le vio incómodo e incluso pidiendo la hora. Algo muy importante, la buena performance de Jara ha encendido, entre sus adherentes, la chispa de que puede dar vuelta el partido.


José Antonio Kast demostró por qué ha estado evitando debatir cara a cara con Jeannette Jara. En primer lugar, siendo el candidato que encabeza las proyecciones, cada interacción de este tipo es una oportunidad para perder votos. En segundo lugar, tiene claro que, si fue derrotado hace 4 años, fue gracias a que sus posiciones extremas movilizaron un voto contra su figura. De ese modo, tanto en primera como en segunda vuelta, Kast ha optado por evitar cualquier riesgo, evadiendo temas polémicos con respuestas ambiguas o simplemente con silencio.


Paradojalmente, esta estrategia es altamente riesgosa en un contexto de voto obligatorio, donde la elección la definirán electores volátiles que pueden cambiar con facilidad de preferencia. En otras palabras, sus respuestas evasivas para alejar el riesgo terminan por sembrar incertidumbre, en tanto generan dudas sobre temas sensibles: la colusión, las 40 horas, la PGU, la educación sexual en los colegios, la eutanasia. Si el candidato Kast hoy no responde las cuestiones fundamentales que preocupan a la ciudadanía, pone en duda también su capacidad de respuesta en caso de ser elegido. Con eso afecta uno de sus principales atributos, a saber, la consistencia.


Hace 4 años, al comparar a José Antonio Kast con el entonces presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, destaqué sus rasgos compartidos: el pinochetismo, una trayectoria intrascendente como diputados, su simpatía por violadores de DD.HH. También marqué diferencias: el elitismo del chileno versus el plebeyismo del brasileño y, sobre todo, sus habilidades retóricas en los debates. Si Bolsonaro ganó ausentándose de ellos, primero por el atentado que sufrió, luego por conveniencia; Kast desplazó a la derecha tradicional hace 4 años presentando con claridad y parsimonia ideas chocantes. Kast dice ser el mismo de aquel entonces, pero hoy ha adoptado la misma estrategia que Bolsonaro.


El candidato de la derecha, al dejar dudas en cuestiones tales como la “invitación” de migrantes para salir del país o sobre qué pérdidas implicaría el recorte de 6 mil millones de dólares, está poniendo en duda una elección que parecía sentenciada, por eso quiere que el partido se acabe. ¿Lo más preocupante para él? Jara tomó nota.


Por Alexis Cortés, Departamento de Sociología de la Universidad Alberto Hurtado.

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