"¿De qué hablamos cuando hablamos de 'televisión cultural'?: La columna de Rodrigo Vergara
"En tiempos actuales, casi la totalidad de la oferta “cultural” de los canales tradicionales se apega a la barata y efectiva idea de replicar “La Cámara Viajera” de Don Francisco: rostros televisivos viajando por Chile y el mundo, visitando lugares recónditos y disfrutando de la gastronomía local", escribe el columnista para Turno PM.
A finales de los años 60, la televisión abierta en Chile se creó bajo el mantra de “educar, informar y entretener”. Durante mucho tiempo se tomó en serio el papel de educar, con programas como Teleduc, “Creaciones”, la serie “Mundo” de Hernán Olguín, “Temas”, “Contacto”, “Diagnóstico”, “Enlaces” y estelares de música folclórica como “Chilenazo” y “Esquinazo”. En tiempos actuales, casi la totalidad de la oferta “cultural” de los canales tradicionales se apega a la barata y efectiva idea de replicar “La Cámara Viajera” de Don Francisco: rostros televisivos viajando por Chile y el mundo, visitando lugares recónditos y disfrutando de la gastronomía local. El símbolo máximo de esto es “Lugares que Hablan”, el mítico programa de viajes de Francisco Saavedra.
Cabe hacerse dos preguntas. La primera es ¿qué es “televisión”? A estas alturas, ese concepto sobrepasa a los canales tradicionales. La primera ampliación llegó con la TV por cable y satelital, y se expandió hasta el infinito con el desarrollo de Internet, la aparición de YouTube, la masificación de los móviles y la irrupción del streaming. Hoy en cualquier televisor de última generación puedes tener acceso a todas esas fuentes. En ese escenario, el público que busca programas culturales o educativos tiene una oferta prácticamente infinita para satisfacer esa necesidad. Solamente en YouTube tienes toda la divulgación cultural que se te pueda ocurrir, de todos los temas y de todos los niveles de complejidad.
Dado esto, ¿qué sentido tiene que los canales abiertos inviertan en programas caros de producir y con los que no pueden aspirar a grandes públicos? En todo caso, para eso tienen sus señales paralelas, como el 13C, Mega2 o Uchile TV.
La segunda pregunta es ¿qué es “cultura”? Se suele limitar a la “alta cultura”, a lo académico, lo enciclopédico, música docta y bellas artes. Como dicen Los Prisioneros en “Independencia Cultural”, cultura es "cualquier cosa rara menos lo que haces tú". Así, el “programa cultural” era el documental denso que sirve de material de apoyo docente, el recital de música clásica, el reportaje sobre ciencia o medicina, etc. El problema de esta visión elitista y reduccionista es que aleja al público masivo. Si se pretende “culturizar a las masas”, hay que partir acercando la cultura, sacarla de academias y museos para llevarla a las calles. Es necesario entender que la gastronomía, el arte callejero o un buen recital de música pop, rock o incluso urbana también son cultura.
Fenómenos como el excelente rating del show del cantante lírico italiano Andrea Bocelli en el Festival de Viña 2024, el éxito masivo del violinista neerlandés André Rieu, la saga literaria y cinematográfica de Harry Potter y el auge del estoicismo en las redes sociales demuestran que el público masivo está dispuesto a consumir cultura, incluso de la “alta”, si se la “aterrizan” a un nivel donde la puedan entender y apreciar como algo que les aporta en su vida, o por último les permite pasar un buen rato. Creadores de contenido en YouTube como Quantum Fracture, Javier Santaolalla, Jaime Altozano, Ter, Paola Hermosín, Antonio García Villarán, Monitor Fantasma, La Gata de Schrodinger y otros han dictado cátedra acerca de cómo hacer divulgación cultural atractiva y entretenida. Se pueden encontrar programas de este tipo que lograron un impacto importante como “City Tour”, “Art Attack”, “Los Cazadores de Mitos”, “El Precio de la Historia”, “El Mundo de Beakman” y “Desafío sobre Fuego”.