"De la comedia clásica al 'humor pebre'": La columna de Rodrigo Vergara
"El 'humor pebre' no renuncia a la picardía y al doble sentido, recursos válidos usados incluso por comediantes 'cultos' como los argentinos Les Luthiers", escribe el columnista para Turno PM.
El próximo viernes 19 de septiembre, Canal 13 emitirá en horario estelar un documental sobre Coco Legrand, considerado por muchos el mejor comediante de la historia de Chile y retirado de los escenarios desde el año pasado. Circula en redes sociales una intervención suya en “Por Fin es Lunes”, que ahora le costaría una funa por misógino. Al revisar sus históricas rutinas, nos encontraríamos con muchas partes que envejecieron mal. Un ejemplo de ello fue una intervención en la sección “El Operado” del Jappening con Ja, emblema del humor “para la familia”, emitido por el Mega de Ricardo Claro a mediados de los años 90, en el cual Legrand con Jorge Pedreros se mandaron una antológica colección de chistes funables.
Rutinas muy celebradas en el pasado, de radioteatros como “Radiotanda” y de comediantes considerados “blancos” y “de salón”, como Firulete o Juan Verdaguer, serían fuertemente cuestionadas en la actualidad. Ni hablar de los cassettes de Daniel Vilches y Pipo Arancibia, o los VHS de Che Copete. Había sexismo, uso indiscriminado de garabatos y bullying gratuito.
La primera oleada del stand-up comedy chileno, la de la “SCA”, el Cachafaz y el Club de la Comedia, marcó distancia del pasado y se centró en una crítica social potente, durísima y cargada de ideología, que “vio venir” el Estallido Social. Tuvimos potentes rutinas en Olmué y Viña, como las de Edo Caroe, Natalia Valdebenito, León Murillo, Jorge Alís, Belén Mora, Fabrizio Copano y Stefan Kramer. Los años de estallido y pandemia terminaron desgastando a esta primera oleada, cuyo discurso dejó muchos heridos en el camino, que posteriormente pasaron factura, como ocurrió recién con Natalia Valdebenito.
Con ello, se empezó a generar el ambiente para el retorno del humor clásico. “El Purgatorio” de Canal 13, originalmente enfocado en farándula, terminó siendo una notable plataforma para comediantes “old school”. Apareció la segunda oleada del stand-up, representada por Luis Slimming y “El Sentido del Humor”, marcada por el video prohibido del Profesor Rossa y que se dio a conocer en los “Viernes sin Censura” de Mentiras Verdaderas. A diferencia de sus predecesores, abrazaron el humor clásico y trataron a los comediantes como referentes, lo que se vio reflejado en las entrevistas de “Entre Broma y Broma”. Más que rescatar la comedia clásica, la llevaron al siguiente nivel, dando paso a lo que se podría denominar el “humor pebre”: muy picante, pero bien preparado y hasta con elementos nutritivos. En esto, el aporte de Slimming fue decisivo. Don Comedia, un licenciado en matemáticas que cambió la academia por los escenarios, hizo con la comedia clásica lo que Juan Luis Guerra con la bachata y Rosalía con el reggaetón: la sistematizó, le puso rigor y estudio, limó sus asperezas y la potenció. Eso se evidenció en su trabajo como libretista y, posteriormente, en sus shows de Olmué y Viña.
El “humor pebre” no renuncia a la picardía y al doble sentido, recursos válidos usados incluso por comediantes “cultos” como los argentinos Les Luthiers. Eso sí, los toman como si fuera un condimento picante, que en dosis adecuadas da sabor al plato, pero en exceso te lo deja incomible. Además, reemplaza el bullying barato y la toxicidad con ingenio, inteligencia, creatividad, crítica social y cierta sofisticación intelectual. Elevó el nivel de la comedia. Ahora ya no basta ser “bueno para la talla”: hay que hacer reír sin ofender ni caer en recursos fáciles, y para ello se necesita talento y preparación.