"Politizar 31 Minutos no es el problema, el problema es fingir que no tiene política": La columna de Álvaro Ortiz

"La sátira de 31 Minutos ordena lo complejo en claves comprensibles, sin sermonear ni imponer. Y sí, hubo guiños pensados, una postura y un reflejo de la realidad en escena. Pretender despolitizarlo también es política: elegir qué ver y qué callar, y reducir un gesto cultural a “hito país” para restarle sentido", escribe el columnista para Turno PM.

09-10-2025

Esta semana casi toda la agenda mediática y digital se la tomó la histórica presentación de 31 Minutos, el recordado programa de TVN que parodiaba un canal de televisión con títeres, en el Tiny Desk Concert de la NPR, el servicio de radiodifusión pública de Estados Unidos. Por ese simple escritorio de biblioteca han pasado artistas musicales de renombre mundial, como Bad Bunny y Dua Lipa, a la vez que ha catapultado a otros a la fama máxima, como le pasó a Ca7riel y Paco Amoroso, consolidándose de esta manera como uno de los escenarios clave de la última década. La mayoría del público nacional celebró el hito y decidió disfrutarlo en todas sus facetas.


Coherentes con el lema "Make Chile Fome Again", hay columnistas que decidieron aguar la fiesta llamando a no politizar un evento que fue obviamente político. En su columna en Tele13 Radio, Allan Álvarez criticó a los que están intentando "politizarlo todo" y aseguró que lo importante en un show infantil "son los personajes". En la misma línea, Tomás Aylwin, consejero nacional de Amarillos y tuitero profesional, tildó a quienes están tratando de politizar 31 Minutos de "patéticos".


Claro, no estaban cantando Quilapayún o llamando a votar por Jeannette Jara en noviembre, pero los guiños eran evidentes. Ya la presentación parte con Tulio Triviño diciendo que “esta es la primera vez en Washington de 31 Minutos, que es exactamente el tiempo que expiran nuestras visas”. En la capital donde Trump levantó su retórica antiinmigrante, bromear con visas caducando es todo menos casual.


Además, no fue lo único ni lo más sutil. Después del segundo tema del show, en escena comenzó a aparecer recurrentemente un cocodrilo con gorra roja y pelo rubio. Juan Carlos Bodoque lo presentó como “solo un amable señor que se quiere asegurar de que volvamos sanos y salvos a casa”. O sea, solo bastaba bordarle MAGA en el gorro para que la referencia fuera a prueba de tontos. Quizás era necesario pintarlo naranjo, ponerle una banda presidencial y cambiar el cocodrilo por una persona.



Después de eso vino el mejor tema de la presentación, “Objeción Denegada” del abogado ficticio Juan Pablo Sopa, quien partió entonando: “Alza la mano si se te venció la waiver / Alza la mano si tu eres ilegal”. Y la guinda en la torta fue que terminaron con un homenaje a Los Prisioneros, una banda que nació del descontento social y de la dictadura. 


Que sea “para niños” no lo vuelve menos real, puede seguir hablando del mundo y de cómo lo habitamos. La sátira de 31 Minutos ordena lo complejo en claves comprensibles, sin sermonear ni imponer. Y sí, hubo guiños pensados, una postura y un reflejo de la realidad en escena. Pretender despolitizarlo también es política: elegir qué ver y qué callar, y reducir un gesto cultural a “hito país” para restarle sentido.


Además, en 2021 la derecha lo politizó antes que todos. El 11 de noviembre de aquel entonces, el concejo municipal de Las Condes rechazó financiar “31 Minutos: Don Quijote de la Mancha y Rouge”, ya que, como explicó la ex concejala republicana y actual candidata a senadora por el Partido Nacional Libertario, Vanessa Kaiser, “basta ya de financiar a personas cuya ideología ha destruido al país”. Ese mismo año, en el debate presidencial Anatel contra Boric, cuando le preguntaron a Kast si el dinosaurio Anacleto le parecía de extrema izquierda, se quedó “callampín bombín”.

Turno.Live