"El delirio de Jurassic Kast": La columna de Álvaro Ortiz
"Como la idea de John Hammond de hacer un parque de dinosaurios, la promesa de José Antonio Kast de reducir el gasto fiscal en 18 meses suena atractiva y simple, pero la creencia de que el control existe antes de demostrarlo es algo sumamente peligroso", dice el columnista para Turno PM.
"Se preocuparon tanto en sí podían hacerlo que no pensaron en sí debían hacerlo". La cita es de mi científico favorito, el doctor Ian Malcolm, quien en realidad es un personaje ficticio interpretado por el actor Jeff Goldblum en Jurassic Park (1993). Malcolm advertía sobre los peligros de la clonación de dinosaurios, no sobre política chilena, pero la ética que plantea me sirve para leer los “delirios” programáticos de José Antonio Kast y el riesgo de cuando la voluntad sustituye al criterio.
Como la idea de John Hammond de hacer un parque de dinosaurios, la promesa de José Antonio Kast de reducir el gasto fiscal en 18 meses suena atractiva y simple, pero la creencia de que el control existe antes de demostrarlo es algo sumamente peligroso, tal como lo demuestra el filme y tal como le han dicho al republicano distintos expertos, desde Marcio Marcel a Ignacio Briones.
Durante la semana, el Partido Republicano intentó cuadrar la promesa. Aseguró que desde 2022 “entraron 100 mil” funcionarios y que despedirlos permitiría ahorrar US$3.000 millones. Ahí entramos en otra discusión que en verdad no va a llegar a ninguna parte, ya que el aumento total de asalariados del Estado ronda los 104 mil desde marzo de 2022, considerando TODO el aparato estatal. Sumado a ello, casi la mitad pertenece a municipios y otra fracción a gobiernos regionales. Malcolm otra vez: “Lo patentaron, lo empacaron y, antes de saber qué tenían, ya lo estaban vendiendo”.
Ahí entraron en otro problema que no supieron explicar, salvados finalmente por una jugada de pizarrón a través del principal asesor de Kast, Cristián Valenzuela. En vez de detallar cómo se ahorra sin tocar derechos sociales, publicó una columna en La Tercera llamando “parásitos” a los funcionarios. Así desplazó la discusión del mecanismo a la culpa y atrapó el debate en un adjetivo. Es la lógica de las olvidables secuelas de Jurassic World: Cuando el parque ya no convence, se fabrica un monstruo para sostener el show. Pasó lo mismo con la saga.
Kast quiere que los dinosaurios vuelvan a reinar y que el costo lo asuman las personas. Ya vimos esa película: cuando los traen de vuelta, no caen los depredadores, cae el público. Antes de abrir la jaula, conviene hacer la pregunta incómoda. De lo contrario, que llegue el meteorito.