"¿Se acabó el clivaje democracia versus dictadura?": La columna de Alexis Cortés
"La incorporación de más de 5 millones de electores obligados será la principal novedad de esta elección presidencial", escribe el columnista para Turno PM.
El año 2001, Eugenio Tironi, Felipe Agüero y Eduardo Valenzuela analizaron el perfil de los electores de la disputa presidencial entre Lagos y Lavín concluyendo que el clivaje electoral fundamental de la política chilena era el plebiscito del ’89. De ese modo, en un contexto de inscripción voluntaria y voto obligatorio, quienes habían votado “No” a Pinochet votaban a la centro-izquierda (Concertación), asegurándole una mayoría, y quienes votaron “Sí”, lo hacían por la Derecha (UDI-RN).
Desde aquel entonces, mucha agua ha corrido debajo del puente. El sistema de registro electoral cambió dos veces. Primero la inscripción pasó a ser automática y el voto voluntario (2012) y recientemente el voto pasó a ser nuevamente obligatorio, pero manteniendo el registro automático (2022). Con ello, el padrón electoral tendió a rejuvenecer y crecer, lo que invita a reflexionar:¿Sobrevivió el clivaje democracia versus dictadura a esos cambios?
En mi opinión, este separador de aguas se mantuvo operando y solo fue superado por la derecha cuando Sebastián Piñera derrotó primero a Eduardo Frei Ruiz-Tagle (2009) y luego a Alejandro Guillier (2017). Aunque cada elección tiene sus propios humores, el hecho de ser un declarado elector del “No”, le permitió al fallecido ex mandatario volverse inmune a la asociación de la derecha con la dictadura.
Con todo, la disputa entre Michelle Bachelet y Evelyn Matthei en 2013 perfectamente puede enmarcarse en ese clivaje. La hija de un general del Aire constitucionalista, torturado en dictadura, versus la hija de otro general de la misma rama que fue integrante de la Junta Militar encabezada por Pinochet, reimpulsó ese encuadre.
La pasada elección presidencial que enfrentó a José Antonio Kast contra el finalmente victorioso actual Presidente Gabriel Boric, aún con voto voluntario, tuvo una cierta traza de este clivaje. Kast fue acusado de ser la versión pinochetista de Sebastián Piñera, quien por ese entonces tenía altos niveles de rechazo. El fallecimiento de Lucía Hiriart de Pinochet el día de cierre de la campaña de segunda vuelta mantuvo el tema de la dictadura en la previa de la votación. Se puede asumir que el clivaje operó de alguna forma.
¿Estará presente la disputa democracia versus dictadura en esta elección presidencial? Si bien José Antonio Kast y Evelyn Matthei se presentan como candidatos competitivos que han sido afectados otrora por dicho clivaje, hay un cambio sustantivo en el panorama electoral que podría desdibujarlo. La incorporación de más de 5 millones de electores obligados será la principal novedad de esta elección presidencial. Adicionalmente, diversas investigaciones como la del Latinobarómetro, el PNUD y el CEP vienen mostrando consistentemente que el apoyo a la definición chuchiliana de democracia – siempre es mejor a cualquier otra forma de gobierno – se encuentra en su punto más bajo. La indiferencia al régimen gobierno (democrático o no), en cambio, viene creciendo. Todo parece indicar que los electores obligados tienden a ser más insensibles que el resto de la población al debate dictadura y democracia, pero serán ellos los que inclinarán el resultado.
Con todo, entre los electores de Jara la defensa de Kast a la dictadura será un importante factor movilizador y, al mismo tiempo, en el electorado de derecha que se identifica con Chile Vamos, como vienen mostrando las investigaciones de Rovira, hay un sector que ve en Kast una amenaza a la democracia. Además, uno de los jefes estratégicos de Matthei se ha encargado de poner en la orden del día el tema de la dictadura, con declaraciones a favor de ella.
Tras la primaria del oficialismo, la elección presidencial se volvió competitiva y abierta, por lo que es más difícil anticipar el resultado, pero lo claro es que pondrá a prueba este clivaje, marcando un giro en la política chilena.