Anatomía de una brecha: Cómo la estrategia de saturación de Irán desafió el escudo aéreo de Israel
La ofensiva del Teherán abrió dudas en torno al alcance de la eficacia de los mecanismos de defensa israelíes. Pese a esto, analistas militares sugieren que, si bien la tasa de interceptación del 99% es un logro defensivo impresionante, pareciera no ser suficiente para desbaratar la protección del Estado Hebreo.
Las tensiones de Medio Oriente continúan aumentando y comienzan a extenderse alrededor del mundo con la intervención directa de occidente, tras los ataques perpetrados el pasado sábado 21 de junio por Estados Unidos contra las bases nucleares de Irán, en la llamada "Operación Martillo de Media Noche".
En paralelo, Israel ha aprovechado de poner en marcha su ofensiva, perpetrando varios ataques contra infraestructura clave del Teherán.
Sin embargo, Irán ha demostrado su capacidad para contraatacar a las ofensivas iniciadas por la administración de Benjamín Netanyahu el pasado 13 de junio, al penetrar el formidable sistema de defensa aérea de Israel, considerado uno de los más sofisticados del mundo.
A pesar de una tasa de interceptación declarada por Israel de casi el 99%, una combinación de tácticas de saturación, el uso de misiles balísticos avanzados y la posible explotación de brechas tecnológicas permitieron que proyectiles iraníes alcanzaran sus objetivos, incluyendo bases aéreas estratégicas.
El ataque iraní, denominado "Operación Promesa Verdadera", fue una represalia directa a un presunto ataque aéreo israelí contra el consulado iraní en Damasco. Teherán lanzó una oleada más de 300 municiones, incluyendo drones de ataque unidireccional, misiles de crucero y, crucialmente, misiles balísticos.
Cómo opera la defensa de Israel
El sistema de defensa de Israel es una red multicapa compuesta por el Domo de Hierro para cohetes de corto alcance, la Honda de David para amenazas de mediano alcance, y los sistemas Arrow 2 y Arrow 3 para misiles balísticos de largo alcance, incluso fuera de la atmósfera terrestre.
Si bien el desempeño general del sistema israelí fue notable, la estrategia de Teherán buscó deliberadamente exceder su capacidad de respuesta simultánea, encontrando así un punto débil del cual sacar provecho.
El punto débil
La clave del éxito de Irán en esta ofensiva radicó en la coordinación de su ataque. Oleadas de drones más lentos y misiles de crucero fueron lanzadas para confundir y agotar los interceptores israelíes. Esto habría creado una ventana de oportunidad para que los misiles balísticos, mucho más rápidos y difíciles de interceptar, siguieran su trayectoria hacia objetivos de alto valor.
La tesis es apoyada por Sidharth Kaushal, investigador del grupo de expertos británico Royal United Services Institute (RUSI), quien, al ser consultado por El País, planteó “ningún sistema ofrece una defensa infalible, y si un sistema está saturado con suficientes misiles, algunos lograrán pasar”.
Informes de inteligencia y análisis de imágenes satelitales confirmaron que varias de estas municiones lograron impactar en territorio israelí. La base aérea de Nevatim, en el sur de Israel, que alberga los avanzados cazas F-35, fue uno de los objetivos alcanzados. Si bien las autoridades israelíes calificaron los daños como "menores" y afirmaron que la base permaneció operativa, los impactos demuestran una vulnerabilidad.
Entre el arsenal desplegado por Irán se encontraban misiles balísticos como el Emad y el Kheibar Shekan, un misil de combustible sólido con un alcance de aproximadamente 1.450 kilómetros y una ojiva de 500 kg, conocido por su maniobrabilidad en la fase terminal, una característica diseñada para evadir los sistemas de defensa.
Además, Irán ha afirmado poseer misiles hipersónicos como el Fattah-2, que viaja a velocidades superiores a Mach 5 y puede realizar maniobras evasivas en pleno vuelo. Aunque el uso de estas municiones no ha sido confirmado, la agencia AP, si replicó las declaraciones de la Guardia Revolucionaria de Irán, al asegurar que había disparado hacia Israel lo que, aseguró, eran misiles hipersónicos Fattah-1.
Analistas militares sugieren que, si bien la tasa de interceptación del 99% es un logro defensivo impresionante, el 1% que logra penetrar puede tener consecuencias estratégicas significativas, especialmente si se trata de misiles balísticos con grandes ojivas.
Sin embargo, esto último no quita que la defensa israelí sea formidable, considerando que, de los más de 400 proyectiles que ha lanzado Irán, poco más de 40 han causado daños o víctimas fatales.
De hecho, el ex científico en industrias de defensa israelíes, Yehoshua Kalisky, planteó a la agencia AP que "Israel es capaz de interceptar más del 95% de los misiles, porque la velocidad no es crucial. Lo importante es la maniobrabilidad de los misiles entrantes, y hasta ahora la maniobrabilidad de estos misiles es limitada".
Pese a esto, Irán ha calificado su operación como un éxito, destacando su capacidad para desafiar directamente a su adversario y demostrar un poder de disuasión creíble. Medios estatales iraníes han difundido imágenes que, según afirman, muestran los impactos de sus misiles en objetivos israelíes, buscando proyectar una imagen de fortaleza y precisión.
De hecho, el Teherán ha insistido en que, a diferencia de los misiles convencionales, la principal característica del Fattah-2 es la capacidad de maniobrar en vuelo, lo que hace que sus trayectorias sean más difíciles de predecir.
El conflicto pareciera no ir bajando su ritmo, sino todo lo contrario. La situación levanta las alarmas por las consecuencias que esto podría ir generando a nivel global. De hecho esta semana, el embajador de Irán ante el OIEA, la agencia nuclear de la ONU, Reza Najafi, aseguró que "el reciente acto ilegal de agresión ha infligido un golpe fundamental e irreparable al régimen internacional de no proliferación, demostrando de manera concluyente que el marco actual del TNP (Tratado de No Proliferación) ha quedado ineficaz".