Autoritarismo a la chilena: ¿Qué tan lejos está Kast de Bukele?
En los últimos días, el candidato republicano ha evidenciado su apuesta por un liderazgo autoritario, centrado en la seguridad, la reducción del gasto público y la crítica a los anteriores gobiernos, proyectando un estilo similar al de líderes de derecha en América Latina.
La reciente intervención del candidato republicano, José Antonio Kast, en el seminario Clapes UC volvió a marcar la pauta del debate político. Con un discurso centrado en seguridad, crecimiento económico y críticas a los gobiernos anteriores, especialmente Michelle Bachelet, Kast buscó proyectar una imagen de liderazgo firme, al estilo de referentes internacionales como Nayib Bukele, presidente del Salvador.
Para Claudio Fuentes, analista político y director del Instituto de Investigación en Ciencias Sociales de la UDP, la intervención de Kast refleja tendencias compartidas por varios líderes de derecha en América Latina. “Utiliza una retórica asociada a mostrar que el pasado reciente fue un desastre, instalando la idea de ‘Chile se cae a pedazos’. Y a crear un imaginario de que había un pasado ideal de orden. Por lo tanto, lo que proponen es restaurar ese orden nuevo social basado en ese pasado ideal, que en realidad nunca existió”, señaló a Turno PM.
El peso de la ley
Tal vez uno de los aspectos más llamativos de la reciente intervención de José Antonio Kast en el salón de honor Universidad Católica fue su insistencia en el concepto de “el peso de la ley”. El candidato aseguró que cualquier desorden, desde cortes de calles hasta actos de violencia, sería enfrentado con toda la fuerza del Estado. Esto, como respuesta a las declaraciones de Eduardo Artés, quien señaló que en un eventual gobierno de Kast, “la calle no lo dejaría gobernar”.
Este énfasis en la autoridad y el control recuerda la estrategia política en El Salvador, donde la mano dura se combina con un estilo altamente personalista. Al respecto, Ximena Jara, periodista y experta en comunicación política, señaló a Turno PM que el riesgo de este tipo de discurso radica en cómo se aplica la ley. Es decir, si se convierte en un instrumento al servicio de un líder, más que en un marco democrático compartido, deja de ser un mecanismo de orden y puede transformarse en represión. Como señala Jara, “cuando la ley se encierra a los congresistas para otorgar poderes extraordinarios, deja de ser democrática”.
El paralelismo entre ambos líderes se percibe en la insistencia en la mano dura y la personalización de la autoridad: Kast critica a los actores políticos tradicionales como responsables de los problemas del país, mientras Bukele ha construido su poder acusando a la “partidocracia” de corrupción y desorden. Según Jara, esto representa “una arquitectura donde la ley se usa para consolidar autoridad personal más que para proteger derechos ciudadanos”.
Siguiendo esa línea, el analista Claudio Fuentes señaló que las propuestas de Kast reflejan un enfoque de “mano dura”, propio de ciertos sectores de la derecha, donde se asume que únicamente las políticas punitivas pueden garantizar el orden social. Para el académico, “las soluciones vinculadas a la derecha, y particularmente las de Kast, tienden a priorizar la fuerza sobre otros mecanismos de gobernabilidad; esto se asemeja a una agenda de mano dura que es dominante en varios países de América Latina”.
No sorprende que el líder republicano adopte esta estrategia, dado que ha manifestado su admiración por la forma en que Bukele ha implementado su agenda de seguridad. En abril de 2024, Kast viajó a El Salvador para recorrer el Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), conocido como la “megacárcel contra el crimen organizado”. Según La Tercera, esta visita fue clave para incorporar ideas en esta materia a su programa.
El analista y académico de la Universidad Autónoma, Tomás Duval, señaló a Turno PM que no es posible equiparar directamente a Kast con Bukele. Sin embargo, reconoció que el candidato chileno en algún momento manifestó interés por la figura del salvadoreño, pero no ha adoptado de manera consistente su estilo o retórica.
Duval explicó que la experiencia de Bukele se basó en consolidar mayorías políticas, y advirtió que “si se tienen esas mayorías, hay que ser cuidadoso para que no terminen minando los derechos ciudadanos”. En su opinión, la cuestión central sigue siendo la protección de los derechos humanos y el equilibrio institucional frente a cualquier concentración de poder.
Gasto público y la promesa populista
Otro tema que ha perseguido al candidato republicano ha sido su intención de hacer un enorme recorte fiscal de US$6.000 millones en 18 meses, medida que ha sido cuestionada por su viabilidad por varios expertos. Incluso la presidenciable de Chile Vamos, Evelyn Matthei, planteó que Kast no ha mostrado la fórmula para su propuesta “por que no hay cómo hacerlo”, añadiendo que es “imposible sin afectar el gasto social”.
A pesar de las dudas que han surgido, Kast reafirmó su compromiso, asegurando que, si no lograba cumplir su promesa en un eventual gobierno, estaría dispuesto a que lo “juzgaran y me pidieran el cargo”.
De acuerdo a Claudio Fuentes “en la medida en que no muestra cómo va a reducir ese monto del gasto público, se convierte en una promesa populista”. En ese sentido, argumentó que “creo que todos los actores, incluido este gobierno, reconocen la necesidad de hacer un ajuste presupuestario. Pero la magnitud y la rapidez de esos recortes, si no se explica cómo se van a realizar, parecieran un populismo”.
Por otro lado, Tomás Duval añadió que “si Kast toca los programas sociales vigentes, me parece que eso le va a traer mayores dificultades”. El analista recordó que “cuando el candidato planteó el tema más allá de temas de seguridad y habló de temas sociales, como recortes de pensiones, terminó enredado y tuvo dificultad para salir de ahí”.
Quien plantea algo diferente es Ximena Jara, ya que a su parecer “más que populista, es engañoso”. La académica coincide con los expertos en que “no hay forma posible de recortar 6 mil millones de dólares en 18 meses sin desnutrir gravemente la política social del Estado. Estamos hablando de una cifra que es como todo el presupuesto de educación superior, incluyendo gratuidad, que es el presupuesto total de vivienda o de obras públicas, que supone dos puntos menos del PIB, aproximadamente. Todo eso en un período muy corto”.
En su análisis, Jara zanjó que “el que diga que eso se logra solo "desnatando" está mintiendo, y eso se lo han presentado sus propios compañeros de sector de Chile Vamos. La imposibilidad de lo que promete no es una idea peregrina de la izquierda: es un engaño a mano armada y el precio lo van a pagar los más pobres”.
La apuesta por deslegitimar
José Antonio Kast no perdió la oportunidad en Clapes UC de criticar al presidente Gabriel Boric, en particular por su discurso en la Asamblea General de la ONU, donde nominó oficialmente a la ex mandataria Michelle Bachelet para el puesto de Secretaría General. El candidato dijo que “Habría sido bueno que el presidente de la República, viendo que hay ocho candidatos, nos hubiese invitado a un cafecito (…) No, él se manda solo en relaciones internacionales”.
Sumado a lo anterior, puso en duda su apoyo a Bachelet en la ONU, señalando que Boric “no sociabilizó” la nominación y que “una vez más se equivocó". Sobre su opinión de la ex mandataria, fue tajante: “como Presidenta, un desastre”.
"Es muy propio de las derechas más radicales el impugnar. De alguna manera, lo que está diciendo es ‘su gobierno no fue bueno’. Toma distancia sin decirlo, pero indirectamente lo está diciendo”, analizó Tomás Duval.
Respecto a qué gana Kast con estas constantes críticas, el académico puntualizó que se beneficia de polarizar a los votantes. “Mientras más se polarice la elección, tiene un efecto importante para él. Porque al polarizar entre gobierno y oposición, y él siendo la oposición, el resto de las candidaturas casi quedan en un segundo o tercer nivel. Entonces, en el debate político, polarizar tiene rendimiento en la ciudadanía”, comentó.