Asesor de Jara advierte que la elección está empinada, pero se muestra optimista: “Hay que creérsela, hay que dejar todo en la calle”

Darío Quiroga explicó en Turno AM que los resultados que obtuvo la candidata de Unidad por Chile estuvieron “dentro de sus proyecciones más moderadas”. Además, enfatizó las cualidades personales de Jara como líder e hizo un llamado a la acción a sus adherentes.

17-11-2025

En conversación con Turno AM, el asesor de la candidata presidencial de Unidad por Chile, Darío Quiroga, analizó los resultados que obtuvo Jeannette Jara durante las elecciones de este domingo, con miras a la segunda vuelta del 14 de diciembre.


“Vemos cosas interesantes. Los resultados están justo dentro de nuestras evaluaciones más moderadas. Esperábamos un resultado en torno al 28%, no nos parecía muy realista estar sobre el 30%. Y esperábamos sacar unos 3 a 5 puntos de ventaja sobre José Antonio Kast. Fueron 3”, planteó de entrada.


Y agregó: “Ahora, la diferencia entre sacar un 27% y un 30% respecto al desafío de llegar al 50% + 1 es gigante. Obviamente es una elección muy desafiante para las fuerzas progresistas. Es indudable y ha sido muy claro en los últimos 2 o 3 años, que el péndulo está movido hacia las opciones de derecha”.


“Una buena noticia es que, cuando uno sumaba las 3 candidaturas de derecha en casi cualquier encuesta se movían en torno al 55% o 57%. Con eso, decíamos, igual hay juego porque podemos ofrecer una alternativa. Hemos trabajado en eso. Pero la suma efectiva de estas tres candidaturas quedó en el 50,3%. Fue bastante menos. ¿Por qué? Porque efectivamente se metió Parisi, que ha tenido una capacidad importante de interpretar la realidad, guste o no”, manifestó.


—¿Tienen mayor margen de maniobra con el electorado de Parisi, considerando que no es tan rígido como los de derecha?


Absolutamente. Sigue estando la montaña súper empinada, siempre lo supimos. Ahora que viene la segunda vuelta, va a haber mucha capacidad de mostrar dos propuestas programáticas, pero, sobre todo, dos estilos de liderazgo. Mi sensación es que eso es lo fundamental.


Por supuesto que hay elementos programáticos que son súper importantes. En el caso de seguridad hay ciertos consensos, cosas en que casi todos los candidatos están más o menos de acuerdo como aumentar la dotación policial, hacer control en las fronteras, utilizar también a los militares para control fronterizo… Están claras las urgencias. Por supuesto, ahí hay algunas ofertas deschavetadas como las de José Antonio Kast, que es una cosa que yo creo que le va a pesar en segunda vuelta, cuando tenga que sostener que en un año va a expulsar a 300 mil migrantes en no sé qué aviones y que además ellos lo van a financiar. O sea, todo ese tipo de iniciativas absurdas, yo creo que se van a caer.


Donde sí hay una diferencia importante es en términos de seguridad social y de que efectivamente cuando uno habla de economía, esa economía, como lo ha dicho tantas veces Jeannette Jara, llegue a la mesa de los chilenos. Creo que esa va a ser la definición. Pero, sobre todo, me parece que Jara va a poder conquistar visiones por su tipo de liderazgo convocante, que es capaz de lidiar con esta fragmentación, este mundo complejo. 


—¿De qué manera Jara suma apoyos, sin disfrazarse ni perder el sentido de lo que ella es?


La gracia del liderazgo de Jeannette Jara es que no está construido por la suma de asesores, sino por lo que ella es. No me imaginaría ni ahora ni en el futuro que ella se invente un personaje. Algo que agradezco y que espero que sus adherentes agradezcan, es que tienen una candidata que proyecta lo que le interesa que sea el país, que tiene capacidad de diálogo, que ha valorado ciertas iniciativas o propuestas programáticas de otros candidatos durante toda esta campaña. No lo hizo solamente ayer. No es la clásica política chanta, a diferencia de lo que vimos ayer de José Antonio Kast casi pidiéndole pololeo a Evelyn Matthei. Una cosa grotesca de un candidato y un entorno que ha intentado destruirla.


—Considerando el estado de los medios y de las redes sociales, van a ser 30 días de terror en esta segunda vuelta. ¿Cómo lo va a enfrentar?


Yo veo pura oportunidad, porque se abre la cancha. Ahora se silencian todas las radios que teníamos prendidas y lo que queda en escena son cinco debates televisivos y uno de Archi. El domingo habrá un debate en Mega y al día siguiente otro en Chilevisión. Estoy muy optimista, muy tranquilo porque hay una candidata espectacular. ¿Y saben por qué es espectacular? Porque no la han construido como candidata. Es real. No hay una impostura en eso. Y en este minuto si algo hay que resguardar es la realidad de las propuestas políticas y programáticas.


No digo que la elección esté ganada, lo que yo digo es que si todos quienes están escuchándonos y que son de posiciones progresistas se convencen, se puede dar vuelta.


—Ahí hay una clave: la suma de los votos de los candidatos de derecha. ¿Por qué esa suma no sería determinante?


Evidentemente, la mayoría de los votos de Johannes Kaiser (muchos, pero no sabemos cuántos) van a ir a Kast. Muchos votos de Matthei, seguramente menos que los de Kaiser, van a ir a Kast. No me imagino que Kast pueda tener menos de 45% en segunda vuelta, pero llegar al 50%, al 52%, al 55% o al 60%, eso está en disputa.


La ventaja de tener ahora estos dos liderazgos encima es que en ese combate cuerpo a cuerpo, me parece que José Antonio Kast es un liderazgo muy débil. Analicemos lo que ha sido su campaña: dejó de ir a programas de televisión. No fue a Carcuro, no fue al programa donde lo entrevistaban niños. Y en los debates solo hablaba de una cosa, con medidas cada vez más fantasiosas como los aviones imaginarios.


—Pero pese a todo eso salió segundo y ninguna candidatura fue capaz de hacerle mella al candidato. ¿Cuáles son los ajustes que deberían venir desde el comando para poder competirle?


La estrategia es ella siendo ella misma, tratando permanentemente de pensar fuera de la caja y de hacer cosas que están más allá del típico guión. Por supuesto puede haber cambios en el sentido de que quizás cosas que se hacían en primera vuelta ya no se hacen, pero eso es más o menos obvio y es parte del diseño, porque son 2 elecciones distintas.


Pero no es que ahora acabáramos de descubrir que la derecha sigue siendo mayoritaria. No hay ninguna sorpresa, lo sabemos desde hace 3 años. No hubo nada muy nuevo ayer. Alguien podría haberse sentido más feliz y yo lo entiendo, si en vez de 27, Jara sacaba 30 puntos, pero no le pidamos a la ingeniería política o a la publicidad que hagan lo que tiene que hacer la política. Lo que tiene que hacer la candidata es seguir encontrándose con la ciudadanía.


Tengo confianza y soy optimista en que todo el ruido y la interferencia que hubo en primera vuelta va a disminuir. En buena hora tendremos esta cantidad de debates y de otras instancias, porque se va a marcar con nitidez la enorme distancia que hay entre Jeannette Jara y José Antonio Kast, no solo en lo programático, sino también en sus estilos de liderazgo.


—¿Qué gesto se le va a hacer al universo de Parisi?


No creo que se trate de gestos. Los encuentros, en el caso de Jeannette, se vienen haciendo desde hace mucho tiempo. La valoración que ella ha hecho de otras iniciativas no se hizo ayer, no se hizo en el discurso, se viene haciendo desde primarias. Si hay buena onda entre ambos es porque Franco, no me cabe ninguna duda, ha valorado infinitamente más el respeto que le ha prodigado Jeannette Jara como candidata a sus ideas, porque es genuino, porque efectivamente ella está mirando más allá de lo común.


De todas formas eso no implica que sea tan importante que alguien como Franco Parisi llame a votar por tal o por cual, porque ahí nuevamente uno vuelve a pensar en la lógica mecánica de otros tiempos, como tratando de cuadrar la caja. Por supuesto que hay algo de eso, pero que un candidato le entregue su apoyo a otro no explica el comportamiento del votante, menos cuando hay voto obligatorio.


—Como gesto, ¿debería hacer efectiva su renuncia al Partido Comunista?


Ya lo dijo y fue súper clara: si asume la presidencia efectivamente va a estar fuera del partido. Pero es algo que está muy dentro de la caja, y cuando empiezas en esa, en el fondo, renuncias a tu esencia. En eso yo creo que Jeannette no se ha perdido ni un instante y es lo que hace que encare las siguientes 4 semanas con el entusiasmo de un desafío que está ahí, que está abierto: no hay que empezar a hacer cambios solamente para responder a expectativas de otro, porque ahí tú pierdes. La candidatura de Jeannette tiene mucha verdad y para mí eso es un insumo que no se compra en la esquina. Cuando tienes ese tipo de cosas, vale la pena hacer todas las disputas que sean necesarias. A veces te va a ir bien electoralmente, a veces te va a ir mal, pero eso no lo determina todo en la vida.


—¿Qué rol deberían tener los adherentes de Jara de cara a la segunda vuelta?


Una de las gracias de toda segunda vuelta es que se genera un contraste entre lo que dicen los dos candidatos. Ahí la diferencia a favor de las ideas del progresismo es brutal, y eso me parece que va a ser capaz de llegar a muchos ciudadanos. Pero para eso hay que creérsela, hay que dejarlo todo en la calle.


Hay mucha gente que apoya, que dice que sí, que le pone like a todo. Pero no, si el mundo progresista quiere efectivamente disputar esto, lo siento. Las próximas 4 semanas va a tener que reagendar sus prioridades, descartar las salidas a tomarse un copetito en la tarde o al cine o a ver la serie en Netflix, porque efectivamente va a haber que meterse en la página del comando, sumarse a los voluntarios, salir a entregar volantes, tener conversaciones.


Yo tengo que establecer cuál es mi estrategia, cómo le puedo llegar a mis compañeros y compañeras de trabajo que votaron por Parisi, Harold o Matthei. ¿Cómo logro convencerlos de que esta candidatura es mucho mejor? Eso tiene que hacerlo cada uno. La estrategia finalmente es la suma de las estrategias particulares de miles y miles de chilenos y chilenas que van a buscar que el próximo 14 de diciembre sea Jeannette Jara y no Kast y los republicanos. Es tan simple como eso. Es un llamado a mover el bote, como dicen en Madagascar. Con todo cariño, con todo respeto. De hecho, ahora mismo voy a mover mi propio bote e iré volando al comando porque tenemos harto que trabajar.

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